Por: Mariano O’Kon / Cisco Systems
Estamos ya en la tercera escala de este viaje sin retorno hacia la transformación digital y el trabajo del futuro. Despegamos en marzo de 2020 cuando empezó la pandemia y la digitalización de los negocios y las economías comenzó a ser aún más palpable; y realizamos nuestra primera escala en las bases del trabajo híbrido, impulsados por los efectos de la variante Delta a mediados del 2021.
El itinerario nos lleva ahora hacia una nueva parada, una que nos hace centrar la atención en un componente esencial de la transformación digital: preparar nuestras infraestructuras a estos entornos tan cambiantes como el actual.
Vamos a detenernos y hacer un flashback al pasado. Hace 10 años vivíamos en un mundo en el que el 80% del tráfico de datos de una empresa se quedaba, precisamente, dentro de la empresa y el restante 20% correspondía a emails salientes y curiosos que navegaban por Facebook o Youtube en tiempos libres. Hoy es exactamente al revés, el 80% del tráfico que va por las redes corporativas sale a Internet a través de cientos de aplicaciones y dispositivos interconectados.
Ante esta realidad, se vuelve realmente vital transformar la infraestructura de nuestras empresas y aquí debemos contemplar un componente adicional y tremendamente importante: no importa si la infraestructura es inalámbrica o cableada, de acceso o de conectividad, siempre se debe sumar una capa reforzada de seguridad para que mis usuarios estén protegidos y puedan navegar tranquilamente en una red súper dinámica.
En esta segunda escala, en Cisco hemos identificado dos grandes tendencias sobre las que debemos concentrarnos y que incidirán mucho en el devenir de nuestro viaje: WiFi 6 y SD-WAN. Veamos de qué se trata:
WiFi 6 surgió un par de años atrás y está cobrando mayor popularidad gracias a ventajas como mayor rapidez en la conexión, administración efectiva de la densidad de dispositivos y consumo de menos batería (lo cual es una gran ventaja sobre todo para los sensores de dispositivos IoT).
Otra ventaja es su capacidad de conectarse con aplicaciones de software para controlar aforos en las empresas y cumplir con los nuevos requisitos de espacios de trabajo híbridos de los que hablamos en el blog anterior. Así vemos cómo la tecnología inalámbrica está empezando a meterse en la seguridad física, ¡qué emocionante!
Sin embargo, ¿recuerdan el componente tremendamente importante que les mencioné unos párrafos atrás? Nada de esto es efectivo sin una estrategia reforzada de seguridad detrás. Necesitamos que la red de acceso ya sea inalámbrica o cableada, opere bajo una infraestructura armada de seguridad, que esté segmentada de forma lógica para que el usuario acceda de la forma que debe hacerlo y no ponga en riesgo otras redes de la empresa.
Esto parece muy sencillo y está disponible hace años, no estoy inventando el agua tibia. Sin embargo, muchas empresas no lo hacen aún por barreras económicas o culturales, o porque consideran que ya tienen una infraestructura robusta, cuando lo que en realidad tienen es una red plana que permite que cualquiera que entre tenga acceso libre.
Esto nos lleva a un punto de nuestro viaje donde se nos suma un nuevo pasajero: la automatización. Las empresas viven hoy un dilema de gestión que implica que, aunque haya interés en segmentar y reforzar las redes, no tienen la capacidad de hacerlo bajo un ritmo dinámico y el tema aquí es que, si no puedo armar una red que siga el paso de todos los cambios que vivimos en esta transformación digital, lo que va a pasar es que el usuario no va a poder conectarse de la forma que necesita a las aplicaciones que necesita, cuando lo necesita.
Por algo en Cisco hablamos tanto de conectar, automatizar y asegurar a nuestros clientes, porque si no automatizamos la infraestructura terminamos cayendo en el dilema de la gestión y sobre todo, se nos terminan elevando aún más los costos y las posibilidades de errores manuales.
El 33% del costo de una infraestructura se centra en la administración de la red misma. Si queremos sumar seguridad a nuestras redes, la automatización es clave para modificar todas las configuraciones bajo un parámetro de políticas coherentes. Hacer que la empresa sea dinámica y que los colaboradores puedan acceder a lo que necesitan para trabajar en esquemas híbridos, sin privarlos de seguridad, implica que la administración de esa red sea coherente, segura y única.
Precisamente, esto nos da pie para hablar de la segunda tendencia que marcará la estabilidad de nuestro vuelo hacia la transformación digital.
La penetración de SD-WAN tiene que ver con el dinamismo que tienen las redes actualmente. La conectividad de la WAN pasó de ser algo extremadamente estático a algo extremadamente dinámico y es por esto que renovar la estructura hacia SD-WAN es tan importante, pues precisamente aporta visibilidad a todas esas aplicaciones que hoy dinamizan la red e identifica cómo deben administrarse para que tengan un mejor desempeño.
Entonces cuando hablamos de conectividad, pasar de WAN a SD-WAN es fundamental, pero más importante aún es hacerlo bajo un enfoque de seguridad en la nube. Cuando juntamos ambos factores (SD-WAN + Seguridad en la nube) damos paso a una nueva tendencia más grande: el Secure Access Service Edge (SASE). Pero de esto ya hablaremos en la siguiente escala de nuestro viaje.