Por: Morne Erasmus / CommScope
Al igual que el agua, la electricidad y el gas, el acceso a Internet es una utilidad necesaria para el futuro. El gobierno federal tiene un gran interés en estar a la vanguardia de esta ola.
Para ello, la red 5G promete mayores velocidades de transferencia de datos que permitirán a los dispositivos del Internet de las Cosas (IoT) comunicarse y compartir datos más rápido que nunca. La 5G será la red de más: más tecnologías, más dispositivos de borde, más potencia y más infraestructura necesaria para soportarlo todo. Este fue el tema de una reciente serie de seminarios web sobre el futuro de la 5G presentados por Nextgov, Defense One y Route Fifty, evento en el que participé.
Mi sesión se centró en los dispositivos periféricos y la movilidad, en la cobertura que necesitan esos dispositivos y en cómo eso impulsa la necesidad de espectro nuevo y reutilizado. También se centró en los requisitos de backhaul y de energía para los dispositivos de borde, la ocultación de los equipos Wi-Fi y cómo implementar la convergencia en los planes de una agencia. He aquí un resumen de lo que presenté.
Más dispositivos periféricos
Con la transformación digital llegan más dispositivos periféricos. Actualmente hay aproximadamente 7.700 millones de personas en el mundo y 5.300 millones de usuarios de teléfonos móviles. Además, se calcula que hay 30.000 millones de dispositivos IoT en todo el mundo, con una proyección de 75.000 millones de dispositivos IoT para 2025.
El modelo de consumo ha cambiado drásticamente, desde las redes celulares 4G, LTE y 5G hasta el Servicio de Radio de Banda Ancha para Ciudadanos (CBRS) para redes privadas hasta el IoT y el Wi-Fi en todas partes, todo lo cual permite la conectividad inalámbrica en el borde.
Desde nuestros hogares, aeropuertos, hospitales, estadios, edificios de oficinas empresariales, ¿cómo conectamos todas estas cosas? El objetivo es conectar los dispositivos periféricos a las infraestructuras de la nube en los centros de datos. Para ello, es necesario ampliar la infraestructura subyacente. Pero no se trata solo de incorporar la red 5G. Los protocolos de red como 4G, 5G, Wi-Fi 6 y 6E deben trabajar juntos para soportar una amplia gama de casos de uso.
El cambio digital es real. Los ayuntamientos están poniendo en marcha aplicaciones para el aparcamiento dinámico, el recuento de personas, la gestión del tráfico, la gestión de la basura y la seguridad, así como el reconocimiento facial y de disparos. Sin embargo, hay muchas aplicaciones aisladas con diferentes conjuntos de datos y diferentes propietarios.
La colaboración digital es más necesaria y disponible que antes. Si se tienen varias aplicaciones en un solo dispositivo de borde y ese dispositivo se cae; entonces las agencias y las empresas necesitan que todas las aplicaciones vuelvan a funcionar. Por ello, cada vez es más necesario contar con fuentes de alimentación redundantes, energía de reserva y vías de comunicación redundantes, ya que los dispositivos de borde están impulsando aplicaciones de misión crítica.
Construir la capa de conectividad
Normalmente, las organizaciones adoptan un modelo de diseño de aplicaciones de arriba abajo para desarrollar una aplicación inteligente de aparcamiento o de control de tráfico, asegurarla y colocarla en un dispositivo de borde. Entonces, levantan silos, en lugar de ir de abajo a arriba y decir: “necesitamos una capa de conectividad que pueda soportar cualquier dispositivo o aplicación que levantemos encima”. No se trata solo de los dispositivos de borde; se trata de alimentar esos dispositivos.
Si va a haber 75.000 millones de dispositivos IoT en todo el mundo dentro de cuatro años, las organizaciones no pueden colocar 75.000 millones de baterías sobre el terreno y esperar que duren más de cinco o diez años. ¿Cómo se van a sustituir esas baterías? Tenemos que pensar en el impacto de la sostenibilidad que esta conectividad tendrá en la sociedad. Los cables de fibra híbridos pueden proporcionar ahora conectividad de banda ancha, ampliando Ethernet más allá de sus límites tradicionales, para alimentar dispositivos de borde, todo ello en una topología plug and play.
Al mismo tiempo, se están colocando más antenas, cables y dispositivos IoT en los postes de la calle. No sólo es una vista fea, sino que todo este equipo externo crea un riesgo de seguridad física. Cualquiera puede abrirlos y acceder a los dispositivos de borde. Ahora están surgiendo postes inteligentes integrados que ocultan los equipos de redes inalámbricas, como antenas, cables y radios, en un diseño visualmente atractivo.
Convergencia: En el exterior y en el interior
Mientras tanto, la convergencia en la infraestructura ayuda a las organizaciones a construir redes más inteligentes. Un concentrador de distribución de fibra (FDH) -un dispositivo “plug and play”- puede proporcionar una conectividad de fibra de alta densidad a una caja compacta y resistente a la intemperie en postes, quioscos, paradas de autobús, una casa o como un nodo subterráneo. Esto evita que el operador tenga que excavar la calle cada dos años para instalar una nueva infraestructura.
Para conseguir la conectividad en el interior de los edificios, la infraestructura consta de cables de cobre Power Over Ethernet que dan energía a los dispositivos; conmutadores que alimentan los cables y conectan los dispositivos; y fibra para una mayor retroalimentación de la banda ancha. La gestión automatizada de la infraestructura (AIM), una plataforma integrada de hardware y software, puede documentar la infraestructura de cableado, incluidos los equipos conectados, y proporciona una visión completa en tiempo real de la ubicación y la conexión de los dispositivos. Los sistemas de antenas distribuidas (DAS) resuelven la necesidad de contar con una infraestructura de cableado móvil robusta, escalable y con múltiples operadores.