Por: Mike Wolfe / CommScope
En el “Internet de las cosas” (IoT), una multitud de sensores, indicadores y otras máquinas se conectan a una red para crear más valor y eficiencia en una serie de aplicaciones. Estas conexiones de máquina a máquina (M2M) aumentan la carga de datos en las redes, creando problemas de capacidad, latencia y energía, por nombrar algunos.
Por ejemplo, se están desplegando sensores por todo un edificio para informar sobre la calefacción, la iluminación y otras condiciones ambientales. En un escenario mucho más complejo, un cirujano podría realizar una operación a distancia utilizando un brazo robótico y sensores en el cuerpo para dar una localización precisa de la incisión. Los coches conectados, los hogares, las oficinas e incluso las ciudades también se benefician de la tecnología IoT.
Una cuestión abierta en relación con las redes de IoT es cuánta capacidad y latencia requerirán estas cosas conectadas. Es poco probable que los parquímetros conectados acaparen tanto ancho de banda como una persona que transmite vídeo de forma inalámbrica, por ejemplo. Los dispositivos IoT sencillos enviarán el equivalente a uno o dos mensajes de texto.
Otras aplicaciones del IoT tendrán requisitos de latencia significativos, como un sistema para evitar colisiones en un vehículo autónomo, que necesita una latencia de un milisegundo para ser eficaz. Otras aplicaciones, aunque no estén motivadas por cuestiones de latencia, vendrán a satisfacer necesidades adicionales de ancho de banda.
Además de los problemas de capacidad y latencia, el IoT también debe afrontar el reto de la energía. Todos los sensores y dispositivos de IoT necesitan energía de la red eléctrica o de las baterías. Disponer de suficiente energía fiable y rentable es un reto más que hay que superar.
El resultado final de IoT es que sigue siendo emergente. Es probable que surjan diferentes requisitos de red en función de las distintas aplicaciones. Los usos exactos de IoT todavía tienen que evolucionar y abrirse camino en los requisitos de la arquitectura 5G.
Conclusión clave:
En el “Internet de las cosas” (IoT), una multitud de sensores, contadores y otras máquinas se conectan a una red para crear más valor y eficiencia en una serie de aplicaciones. El IoT sigue evolucionando, pero es probable que implique diferentes requisitos de red en función de las distintas aplicaciones. Es casi seguro que las futuras redes tendrán que soportar la tecnología IoT.